Por fin se estrenó el pasado 23 de abril, día de Sant Jordi, el sobrestimado y conflictivo programa Gran hermano. Espacio que ha dado lugar, nada más y nada menos, que a un canal temático de la nueva plataforma digital terrestre "Quiero".Con este programa llegamos a lo más profundo de la estupidez humana, la prueba más patente de que alguna cadena de TV hace cualquier cosa por la audiencia, audiencia que se traduce en millones de pesetas. Con cualquier cosa me refiero a comprar la dignidad de las personas, su intimidad, tres meses de su vida, su fama y un largo etcétera por 20 millones.Los hemos visto dormir, hablar, desmaquillarse, ponerse el pijama, comentar sus intimidades con personas que no habían visto en su vida, comer, discutir, ducharse, usar el váter, y "confesar" lo a gusto que están y lo bien que lo han pasado los primeros días. En definitiva, un guión sobradamente conocido por todos, aburrido y absurdo.Podemos "disfrutar" de su emisión más de 60 minutos al día, además de un especial semanal, pero por si eso fuera poco, se le da tratamiento de noticia en el telediario del mediodía, como si lo que hacen 10 personas recluidas en una confortable vivienda, con huerto y todo, a salvo de los huracanes, inundaciones y privaciones de todo tipo, nos importara lo más mínimo. Señores un poco de seriedad, por favor.

En sí un programa lamentable que algunos pretenden vestir de interesantísimo experimento (será que consideran interesante reafirmarse en la teoría de que algunas personas hacen lo impensable por dinero). Lo peor del asunto no son los concursantes que participan "libremente", porque al fin y al cabo todos somos humanos y por tanto capaces de equivocarnos en algún momento de nuestra vida, ni la concepción y producción de semejante engendro, ni la forma en la que se ha recluido a diez personas privándolas de intimidad, ni el fin último del programa que, ni por asomo es hacer un estudio sociológico, sino el dinero que ingresará la cadena. Lo peor es que los telespectadores no reaccionemos ante esta tomadura de pelo que, además de incumplir el horario de protección al menor, viola los derechos fundamentales de cualquier persona. Como espectadores tenemos el derecho y el deber de exigir un poco de respeto y profesionalidad a un medio de comunicación que dice tener una causa social para cada mes y hace de la denigración de la persona un espectáculo demasiado rentable.

Mar Pons

Canal Sur

Siete días trata de recoger la actualidad de cada uno de estos períodos, el domingo por la tarde. Siempre fiel a un título, su esquema ha ido evolucionando para contar las historias de la actualidad.Este espacio semanal se dedica a contarnos con detalle historias que pasan prácticamente inadvertidas en los informativos diarios, pero cuyas imágenes andan disponibles por la redacción. Las focas que mueren en el deshielo por culpa del calentamiento de la Tierra, a las que ahora se encargarán de rematar con permiso expreso del gobierno canadiense. Una mariposa que pasa los inviernos en México y se ve diezmada por la desaparición de bosques a favor de labrantíos. Historias ecológicas en su mayoría pero también, por ejemplo, desfiles de moda.La sensación es de la de quién rebusca en cajón de sastre: no persigue nada en particular y puede encontrar cualquier cosa. Por este camino no creo que Siete días supere su condición de informativo a la deriva. Sin encontrar su identidad.

Canal Sur

El espacio musical emitió el vídeo clip de un moderno grupo musical cuya denominación, por excepción, responde con exacto rigor a la actividad ¿musical? que desempeña.La agrupación se hace llamar Violadores del verso y ningún nombre más verdadero en el panorama musical que uno conoce. Verso existe porque de vez en cuando se producen rimas; su violación, y mayormente la de la prosa, es continua a lo largo de la canción que interpretan en la plaza del Pilar de Zaragoza, todo un honor para sus recios habitantes. Se adscribe al género del rap, modalidad facilona donde las haya. Pero me temo que estos chicos que violan el verso carecen de razones para manifestar un cabreo tan superficial y sublime como el que se desprende de esas canciones.Quizá estamos ante una ajustada manifestación de lo que sea el espíritu juvenil, como también el que la cámara del programa Fórmula 1 nos haga zozobrar gracias a un movimiento máximamente naútico; me recuerda el cabeceo de un barquito anclado en alta mar y busco con ansiedad mis tabletas contra el mareo.

El objetivo de Ash es convertirse en el mejor entrenador de Pokémon. Los Pokémon son unos animalejos muy curiosos cuya finalidad es mantenerse en combate permanente para descubrir quién es el mejor de todos. Existen 150 clases distintas, cada una con sus poderes especiales. La gran arma de Pokémon-Pikachu - bicho de aspecto muy dulce e "inofensivo" - son las descargas eléctricas. Él y Ash - con otros personajes entre los que hay, lógicamente, buenos y malos - son los protagonistas. Juntos irán en busca de los mejores combates.
Ignasi de Bofarull. Pedagogo

Historia:
El fenómeno Pokémon nace en Japón: 1996. Japón. Nintendo lanza el juego Pócket monsters para la Game Boy que se abrevia como Pokémon. Surgen los cómics, los vídeos, los juguetes, cromos y la serie de televisión

1998. Estados Unidos. La fiebre estalla con la serie de televisión que se convierte en poco tiempo en líder de audiencia. Después, el fenómeno Pokémon arrasa con la venta de 4 millones de copias.

1999. Europa. Game Boy y televisión se ponen de acuerdo para un estreno coordinado y masivo. De nuevo el éxito.

1999. Japón. Se crea en este país La película Pokémon. Este largometraje se ha estrenado en España el 14 de abril de 2000. En la película aparecen nuevos Pokémon lo cual significa que la saga nipona no tiene fin. La recaudación bate todos los récords.

2000. Pokémon se traduce a cinco idiomas y nadie lo frena en su avance mundial.

Análisis de Pokémon:

Quien nos debe dar las primeras pistas para entender Pokémon es Dragon-Ball. Dragon-Ball ofrece una violencia feroz, el enfrentamiento es hasta la muerte. La filosofía de esos dibujos es: "destruye y sobrevivirás". En el mundo Pokémon la violencia está más descafeinada. El enfrentamiento es entre animalejos inclasificables. El niño no ejerce directamente la violencia: quien actúa es el Pokémon, aunque detrás de los bichitos están los humanos como Ash. La filosofía de estos dibujos animados vuelve a ser la violencia - devaluada pero- omnipresente en cada capítulo. Las mascotas sólo se debilitan. Luego se suelen recuperar enseguida con unas curas milagrosas en el Centro Pokémon.

Para niños de menos de 5 años el mensaje es difícil de discriminar. Todo se dirime en las peleas de los Pokémon. Desde el punto de vista formal, se puede decir que estamos ante unos dibujos manga que recurren a los fogonazos, a los colores chillones y planos, a los dibujos de perfiles poco sutiles y a la consabida animación. De hecho, estos dibujos, técnicamente tan pobres, provocaron ataques de epilepsia en más de 700 niños. A partir de allí se moderó la agresividad lumínica.

La irrealidad es total: no hay familia ni escuela, sólo se vive para el combate. No hay prácticamente argumento, ni un vocabulario mínimamente sutil.
En España, se emite el sábado y el domingo por la mañana. Un momento magnífico para salir (bicicleta, paseo, parque...) que queda acaparado por la moda Pokémon. Los niños quedan incrustados ante la tele. El gregarismo es total y los niños siguen, como sus compañeros de clase, el dictado de las multinacionales. Y entonces no paran de pedir cartas, cromos, pegatinas, camisetas o muñecos. La diversión empieza a depender más de la novedad y del consumismo que de la propia creatividad del niño. Se me dirá que esto ha sido siempre así, pero no por eso hemos de dejar de estar al tanto.

Las consecuencias del fenómeno Pokémon :
Satoshi Tajiri es el inventor de Pokémon y diseñó el juego de Game Boy junto con Tsunekazu Ishihara. Durante estos meses, en España se vive la fiebre de los cromos. Lógicamente también se vive la proliferación del juego para Game Boy y ya se están empezando a vender juegos para la Nintendo 64. Después viene el juego de mesa de las cartas. La banda sonora de la película con intérpretes tan famosas como Cristina Aguilera y Britney Spears. Hay que citar en esta lista los cómics y todo el merchandising que le sigue detrás: camisetas, peluches, pegatinas, toallas y todo lo que se les llegue a ocurrir. 360.000 webs citan este fenómeno.

Conclusión: estamos ante una moda de proporciones casi planetarias. Los niños entran en este mundo con 3 años y hay aficionados de hasta 17 y 18 años. En cualquier patio de colegio andan con los cromos, las cartas o la Game Boy. Todo esto nos debe hacer reflexionar.

APROVECHAMIENTO DIDÁCTICO: